¿Qué tienen en común las personas que comen por emociones y las personas que fuman?
Que en algún momento, encontraron una “solución” para regular la ansiedad. Encontraron que el azúcar, las harinas o la nicotina “calmaba” el agobio, el aburrimiento y/o el stress.

Y quedaron enganchadas.

Es un problema muy, muy frecuente. Pero el problema no es en realidad ni la comida ni el tabaco. El problema es el sistema de creencias que mantienen el consumo. 

Y aunque una creencia no es otra cosa que una opinión, cuando está muy arraigada se convierte para quien la cree en su realidad. Aquí te comparto las creencias más frecuentes:

• Todos tenemos algún vicio
• De algo hay que morirse
• Puedo dejar (el cigarro/los dulces) cuando quiera
• Tengo muchos problemas ahora. No puedo con todo
• Comer/Fumar me calma
• No tengo ningún problema de salud
• No tengo tiempo/ dinero para hacer un tratamiento
• A mí me gusta comer/fumar
• No le hago mal a nadie
• Siempre fui así
• No me gusta privarme

Así como el sistema de creencias que mantiene una conducta adictiva es muy similar las herramientas para liberarse también lo son

La primer herramienta es DARSE CUENTA que una creencia no es la realidad.